la vida puede transcurrir
muy normal,
el tiempo
no se detiene
cuando caminas
solo por la calle
hasta que ves
a una pequeña niña
tirada a media avenida,
aparentemente
arrollada por los
maniáticos
sin gatillos disponibles.
es entonces cuando
el tiempo decide detenerse,
acumularse estancarse
llenar tu corazón
con la sensación
de un vacío aparente,
pero ya está lleno
de todas las lágrimas
que se derraman
al rededor
de la niña;
la niña que pelea
la niña que se aferra
con sus manitas de papel.
siempre he pensado
que los niños son
más etéreos
que la muerte misma
al parecer
con esta niña
me he equivocado.
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