hace tiempo,
cuando los niños
tenían cuatro cabezas
y un chingo de brazos y
piernas,
uno podía ver
la tristeza del mundo
desde la orilla del mar.
y podía tocarse también.
pero te manchabas
si lo hacías.
y los conejos, a veces,
se acercaban
a beber agua de mar
y las ranas
sen escondían en la arena gris.
una vez te llevé a la orilla del
mar
y nos sentamos
a ver el mundo girar
y romperse
y bebimos algo de vino
y después de un rato
me platicaste
de un amigo tuyo,
un tal Strauss o algo así.
cuando aún podía verse
la tristeza del mundo
desde la orilla del mar,
habían personas sin ojos,
y esas personas
contaban historias
y los escritores íbamos
a escucharlos
para robarnos sus historias.
la última vez que fui
alguien contó algo acerca del
mar
y la tristeza del mundo
y al terminar, a todos nos
regaló una zanahoria.
No hay comentarios:
Publicar un comentario